Para mucha gente es difícil de entender por qué el precio del gasoil a domicilio en Brihuega no baja si el precio del barril de petróleo también baja. Al contrario de lo que pueda pensarse y por extraño que resulte, el precio del barril de crudo no es el factor relevante a la hora de establecer el precio final del combustible, sino que depende de múltiples variables: del precio del petróleo, de los impuestos y del refino del mismo.

Desde que el petróleo se extrae hasta que llega a la Estación de Servicio Alameda pasa por muchos procesos. Y todos ellos nada baratas. Procesos como el almacenamiento, transporte y comercialización, los gastos financieros, la remuneración de cada canal minorista y los márgenes de cambio entre dólar y euro influyen en los precios finales a los que tiene que hacer frente el consumidor. Pero a todos ellos se suman los impuestos, el factor realmente determinante a la hora de fijar el precio del combustible, que se lleva más de la mitad de la recaudación.

Los impuestos que afectan al gasoil a domicilio en Brihuega se determinan por los impuestos especiales de los hidrocarburos y el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA). De este todos hemos oído hablar, y se sitúa en el tipo de gravamen más alto, mientras que los impuestos especiales han experimentado en el último lustro una subida fija de en torno a tres céntimos por litro de carburante o lo que es lo mismo, 29 euros más por cada 1.000 litros de gasolina o gasóleo, un incremento que, en principio, tiene como objetivo reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera, pero que repercute en el coste final del producto con las consiguientes quejas de los usuarios.